Si su dolor ha durado más que el tiempo previsto para la curación tras una cirugía, un traumatismo u otra afección -generalmente tres meses-, entonces puede considerarse una enfermedad crónica.
Condiciones como la migraña, la osteoporosis, la artritis y otras dolencias musculoesqueléticas son enfermedades crónicas bien reconocidas.
Sin embargo, hay otras afecciones de dolor crónico que pueden no ser tan comunes o bien conocidas. Entre ellas se encuentran las afecciones relacionadas con el dolor nervioso, el dolor pélvico, el dolor abdominal, el dolor facial y el dolor posquirúrgico persistente.
El dolor agudo puede convertirse en dolor crónico si no se trata o se trata mal. Esto ocurre cuando se producen cambios neuroplásticos dentro del sistema nervioso, que hacen que el cuerpo sea más sensible al dolor y puede crear sensaciones de dolor incluso sin estímulos de dolor externos. Por ejemplo, las personas pueden sentir dolor por una brisa o por el contacto de la ropa con su piel.
Cuanto más tiempo permanezca el dolor sin tratar, mayor será el riesgo de que el cuerpo se sensibilice al dolor y éste se vuelva crónico. Por lo tanto, el tratamiento oportuno y eficaz del dolor agudo es esencial para evitar la transición al dolor crónico.
Si le preocupa un dolor que ha durado más allá del tiempo previsto para la curación, consulte a su médico.